España es la gran economía de la UE donde más subieron los salarios reales en 2023, pero también las cotizaciones sociales

España puede presumir de ser uno de los países avanzados en el que más poder adquisitivo ganaron los trabajadores el año pasado. Los sueldos de los españoles crecieron un 5,1% en 2023, una cifra modesta si la comparamos con la de otros países desarrollados. Sin embargo, la baja inflación que registró el país en comparación con el bloque de las economías avanzadas (3,5% en 2023) ha permitido que los trabajadores españoles sean los únicos que recuperaron algo de poder adquisitivo el año pasado entre las grandes economías de la UE. No obstante, aunque los salarios le ganaron terreno a la inflación, la presión fiscal a los trabajadores también aumentó más que en la mayor parte del mundo desarrollado.

Así lo refleja el informe anual de fiscalidad del trabajo que ha publicado este jueves la OCDE, un organismo que engloba a la mayoría de economías desarrolladas del mundo. La subida de los salarios reales —es decir, lo que han crecido los sueldos si restamos el aumento de los precios del consumo— alcanzó el 1,5% en España el año pasado. En cambio, en las grandes economías de la UE, los trabajadores volvieron a perder poder de compra. En Alemania, los sueldos reales se redujeron un 0,6%, en Francia lo hicieron un 1% y en Italia cayeron un 2%.

No obstante, en otras economías europeas la ganancia de poder adquisitivo ha sido mayor que la que se ha visto en España. En Bélgica, los sueldos reales crecieron un 5,2% y también avanzaron más que los españoles en Eslovenia (5%), Luxemburgo (3,8%), Letonia (2,8%), Portugal (1,8%) y Grecia (1,8%).

El motivo por el que los asalariados españoles han logrado ganarle algo del terreno perdido a la inflación es que los precios del consumo han subido menos en España que en las economías más grandes de Europa. La inflación registrada en España (3,5%) fue notablemente más baja a la que sufrieron franceses (5,7%), italianos (6,1%) o alemanes (6,2%). También influyó que los sueldos de los trabajadores en España (5,1%) crecieron algo más que en Francia (4,6%) e Italia (4%), aunque por debajo de Alemania (5,5%).

No obstante, aunque se haya recuperado algo de poder adquisitivo, el sueldo de los españoles se sitúa todavía por debajo de los países con características similares. La OCDE cifra en 30.237 euros brutos anuales la retribución promedio en España, cerca de los 33.492 de Italia, pero muy alejada de los 43.438 euros de Francia y los 60.867 de Alemania.

Más sueldo, pero también mayor carga fiscal

El análisis de la OCDE muestra que, aunque en algunos países se ha recuperado poder de compra, la presión fiscal que soportan los salarios ha aumentado en general. Para medir esta magnitud, el organismo utiliza el concepto "cuña fiscal" que refleja cuánto de lo que cuesta el sueldo de un trabajador se va a pagar impuestos y cotizaciones sociales. En 2023, el 40,2% del coste laboral de un trabajador español se diluyó entre IRPF y cotizaciones, seis décimas más que en 2022.

El aumento en la presión fiscal sobre los salarios se debió tanto al aumento de las cotizaciones sociales introducido en la reforma de las pensiones como por el mayor peso en el IRPF. El año pasado, el 28,2% del coste laboral de un asalariado promedio español se destinó a contribuciones a la Seguridad Social, casi cuatro décimas más que en 2022. Este incremento es el segundo más elevado registrado en la OCDE. Solo Australia, donde el peso de las cotizaciones creció seis décimas, superó a España.

En 2023 entró en vigor el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), una subida de las cotizaciones sociales del 0,6% que han tenido que afrontar tanto empresas como trabajadores. Este aumento de la contribución a la Seguridad Social irá subiendo una décima cada año hasta alcanzar el 1,2% en 2029. Por tanto, es de esperar que la presión fiscal sobre los salarios siga aumentando en los próximos años. Y lo hará más todavía si el Gobierno se ve obligado a retocar la reforma en 2025, cuando la Airef realizará una evaluación de la sostenibilidad a futuro del sistema.

En todo caso, conviene recordar que las cotizaciones no son un impuesto propiamente dicho. Se parecen más a un salario en diferido. Es decir, cuando el trabajador y su empleador pagan su contribución a la Seguridad Social, el asalariado genera derechos para recibir una pensión en el futuro.

En cualquier caso, aunque España es el cuarto país de la OCDE en el que más ha aumentado la presión fiscal a los salarios, la cuña fiscal española sigue siendo baja en relación con la de sus vecinos europeos. En la UE hay al menos 14 países con una presión fiscal sobre los salarios más elevada que la de España. De hecho, la cuña fiscal de las grandes economías del Viejo Contintente es muy superior a la de España. En Alemania, el 47,9% del coste laboral de un trabajador se destina a impuestos y cotizaciones, en Francia ese porcentaje es del 46,8% y en Italia, del 45,1%.

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