Una cuesta empinada

Sánchez volvió ayer al cole con jornada partida –ya que compareció mañana y tarde- y compartiendo sus propósitos para el nuevo curso. Pero mientras los ciudadanos podemos procrastinar con los nuestros, sus tareas son inaplazables. Más que buenas intenciones, se precisa mucha más concreción ante una cuesta de septiembre que se le presenta muy empinada: la crisis migratoria exige un verdadero plan con los recursos necesarios; los presupuestos que volverá a impulsar la próxima semana se topan con la negativa de sus propios socios; y esa promesa de mejorar la financiación autonómica para todos choca, hoy por hoy, con la fórmula singular sin nombre que ha pactado para Cataluña.

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