Miguel Herrán, actor español conocido entre otros por su papel en la célebre serie La Casa de Papel, ha admitido públicamente en varias ocasiones (como por ejemplo en una entrevista concedida a El País) que ha padecido vigorexia, un trastorno relacionado con la propia imagen y que lleva a una compulsión hacia ciertas conductas que persiguen diferentes ideas acerca de 'estar en forma'.
Más concretamente, Herrán explicó que "ha habido épocas en lo que no lo he podido controlar". Por ejemplo, durante la cuarentena por la pandemia, momento en el que en sus palabras ganó "cinco kilos de músculo".
La vigorexia, pues, se relaciona de manera estrecha con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), con los que a menudo coincide (y cuyas fronteras se difuminan en muchos pacientes). Sin embargo, suele caracterizarse también por la práctica anormal o compulsiva de ejercicio físico, en lo que a veces se ha definido como 'adicción' o 'dependencia' al deporte.
Qué es la vigorexia
Como refiere un artículo publicado en la revista académica Psychology Research and Behaviour Management, la adicción al ejercicio físico se definiría por la concurrencia de seis criterios: saliencia (el ejercicio se convierte en lo más importante de la vida), conflicto (origina conflictos entre la persona adicta y su entorno), euforia (se experimenta un 'colocón': tiene efectos psicoactivos), tolerancia (la cantidad de ejercicio necesaria para obtener esta sensación es cada vez mayor), síntomas de abstinencia (sensaciones desagradables si se reduce la cantidad de ejercicio físico) y recaídas (hay una tendencia a volver a patrones extremos de conducta cuando se intenta reducir el ejercicio físico).
Es decir, que lo que determinaría cuando el ejercicio es adictivo y perjudicial para la salud física y mental no es la cantidad de ejercicio que se realiza, sino el hecho de que comience a incidir negativamente en el funcionamiento fisiológico o psicosocial del individuo concreto.
Esta adicción al deporte formaría parte de un patrón más amplio de vigorexia cuando vaya ligada a un trastorno dismórfico corporal, definido según el manual MSD (la principal referencia diagnóstica a nivel global) por una preocupación por defectos percibidos en la apariencia física que no son evidentes. Esta preocupación, para ser patológica, debe causar un malestar clínicamente significativo, deterioro del funcionamiento y dar lugar a conductas repetitivas y excesivas.
Se trata de un problema que es más común en los varones y, de hecho, el manual MSD explica que los hombres con trastorno dismórfico corporal tienen riesgo de usar esteroides anabólicos androgénicos y diversos suplementos para desarrollar la masa muscular y/o perder grasa, lo que puede resultar peligroso.
Riesgos y otros trastornos
Así, estos patrones aparecen a menudo relacionados con trastornos de la conducta alimentaria. En particular, se estima que entre un 39 y un 48% de las personas con este tipo de trastornos también realizaba ejercicio de forma compulsiva.
No obstante, cabe señalar que no siempre aparecen las dos conductas de manera concurrente en la misma persona. De hecho, en la literatura científica el exceso de entrenamiento físico también se ha asociado más específicamente con dismorfia muscular (un trastorno que parte también de la insatisfacción corporal y concretamente de una percepción alterada de que la propia masa muscular es insuficiente), trastorno obsesivo compulsivo, y otras adicciones (al alcohol, al juego, a las compras, al sexo...).
El patrón de cada persona concreta va a determinar los riesgos para la salud. Por ejemplo, los trastornos alimenticios acarrean toda una serie de peligros propios (desnutrición o malnutrición, por ejemplo), el entrenamiento excesivo puede conllevar lesiones y el consumo de esteroides anabolizantes supone una serie de riesgos propios, por ejemplo de tipo cardíaco. En términos generales, las conductas repetitivas y obsesivas pueden conducir a un deterioro en las relaciones de pareja, familiares o de amistad o en el rendimiento laboral o estudiantil. Esto, a su vez, deriva en una peor situación psicosocial, con niveles más elevados de estrés, depresión o ansiedad.
Referencias
Lichtenstein MB, Hinze CJ, Emborg B, Thomsen F, Hemmingsen SD. Compulsive exercise: links, risks and challenges faced. Psychology Research & Behaviour Management (2017). DOI: 10.2147/PRBM.S113093.
Katharine Anne Phillips & Dan J. Stein. Trastorno dismórfico corporal. Consultado online en https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastorno-obsesivo-compulsivo-y-trastornos-relacionados/trastorno-dism%C3%B3rfico-corporal?query=trastorno%20dism%C3%B3rfico%20corporal el 02 de octubre de 2024.
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