Jero García, boxeador y activista: "Empecé a prevenir el 'bullying' antes de saber que yo había sido un acosador en el colegio"

Todo el mundo en Puerta del Ángel parece conocer a Jero García. Le saludan por la calle y entran y salen de su escuela de boxeo con la comodidad de quien conoce bien un lugar. El gimnasio es, desde hace casi 20 años, su centro de operaciones. No solo entrena, también desde ahí emerge su lucha contra el acoso escolar, una batalla que lleva librando décadas y que le ha convertido en una activista referente en el tema. Lo hace, además, desde la experiencia de haber vivido el bullying de muy cerca. Pero del otro bando. Él mismo fue un agresor cuando apenas era un chaval. Lo fue sin siquiera ser consciente de ello. No hasta que muchos años después se encontró con la realidad de frente: la persona que había sido su blanco de agresiones en el colegio.

El que fuera campeón de España de boxeo en 1999 recibe a 20minutos en su escuela, un local de Madrid que da la bienvenida con una pintada que reza 'Sport vs. Bullying', una de las múltiples campañas que ha liderado en los últimos años. Lo hace con motivo del Día Internacional Contra el Acoso Escolar, este 2 de mayo, y para reivindicar la importancia de concienciar y educar frente a una violencia que, dice, ha ganado crueldad con los años. "La mejor forma de evitar cualquier tipo de violencia es la educación. A los niños, pero también a los padres", sostiene.

Lo que ocurre, dice García, es que en muchas ocasiones es el contexto socioeconómico el que condiciona el comportamiento de los niños con sus compañeros. Él mismo asegura que de pequeño era "un pequeño trasto endemoniado, rebelde, rozando la delincuencia juvenil". Corrían los años ochenta cuando él se criaba en Carabanchel, una zona entonces muy conflictiva y en la que varias entidades se involucraron para evitar la exclusión de los jóvenes. "Fui uno de los primeros que estuvo dentro de esos proyectos, y esa carga solidaria que tuvieron conmigo se quedó en mí", afirma. El canal que él encontró para ser ese agente de cambio fue el deporte, porque, asegura, es lo que a él le transformó la vida.

"Me diagnosticaron TDAH tardíamente, y vi que cuando hacía deporte se me calmaban los demonios. Creo que no hay mejor vehículo transformador de personalidades en positivo, sobre todo de jóvenes, que el deporte", defiende. De ahí que decidiese crear la Fundación de Ayuda a la Integración a Través del Deporte, que con los años y tras ganar popularidad por su paso por el programa de televisión 'Hermano Mayor', pasó a bautizarse con su nombre, Fundación Jero García. La primera campaña que hizo la fundación fue, precisamente, 'Sport vs. Bullying', una velada de boxeo con profesionales a los que cambiaron sus motes habituales por los insultos que suelen recibir los niños en el colegio.

"A las dos semanas recibí un mensaje por redes sociales. Era Antonio, un antiguo compañero mío del colegio del que yo ni me acordaba. Me dijo que quería hablar conmigo y a las dos semanas apareció en la puerta del gimnasio", relata García. El boxeador se lo llevó al Bar Mauricio —su "despacho", como lo llama entre risas— donde estuvieron rememorando las historias de su infancia. "Y entonces va y me dice: 'Mira, Jero, yo he venido aquí a decirte dos cosas. Primero, gracias por todo lo que estás haciendo contra el acoso escolar. Y, segundo, que te perdono'. Yo no entendía qué es lo que tenía que perdonar", explica a este periódico.

Fue entonces cuando Antonio le contó que en el último año de EGB, en octavo, había un grupo de chicos que le incordiaba constantemente, y uno en particular, con especial ahínco. "Uno moreno, con ojos azules. Por lo visto lo tenían completamente atemorizado, y el pobre llegó a pensar que era un cero a la izquierda. Entró en un clima de indefensión y empezó a tener ideas suicidas. No solo eso, se subió a un quinto piso e intentó tirarse. Ese niño moreno con ojos azules era yo. Me quedé pasmado", reconoce.

"La gente mira, pero muchas veces no ve"

García le abrazó y le pidió perdón una, dos y hasta tres veces. "Yo pensaba en cómo podía haber sido tan hipócrita. Había empezado a prevenir el bullying sin yo saber que había sido un acosador", dice. Para el boxeador, una de las razones por las cuales no llegó a ser consciente de lo que estaba haciendo es la ignorancia y pasividad de su entorno. "Si me hubieran visto, se hubiese frenado. La gente mira, pero muchas veces no ve. Y un niño cuando está solo es muy peligroso. Alguien se tendría que haber dado cuenta. Mis padres me querían mucho, pero estaban mirando para otro lado. Ni mis profesores ni mis entrenadores lo vieron. Por eso abogo en la formación a padres y docentes", defiende.

Pese a que la concienciación en torno al acoso escolar ha crecido en los últimos años, para Jero García, lo que ocurre es que los casos son más graves que antes. "Hay un dato fundamental, y es que la mitad de los niños que sufren bullying en el cole, luego padecen ciberbullying. Ya solamente con eso hay un 50% más de acoso escolar que hace unos años. Son 24 horas. Hay muchísima más crueldad ahora, porque con el ciberacoso no empatizas con el daño que cometes y no sabes parar. Están más deshumanizados", sostiene.

Más allá de la formación, García también considera crucial impulsar una ley que establezca castigos más duros frente al acoso. "Sin agente sancionador no hay consecuencias", defiende. "Lo que no puede ser —añade— es que niños menores de 14 años no puedan ser imputados y cometan delitos. Entonces, si no son responsables ellos, pues la responsabilidad debería recaer en quien se encarga de educarlos, que son los padres. Cuando empiecen a cargar, tanto civil como penalmente, a los padres por el daño que cometen a sus hijos, veremos cómo muchos que ahora no miran, mirarán y verán", asegura.

"Habría que premiar a los colegios que realmente se preocupan por el acoso"

También los colegios juegan un papel fundamental, aunque el activista considera que todavía hay muchos centros que tienen miedo a notificar o denunciar los casos de acoso escolar. "Creo que desde la administración habría que premiar a los colegios que realmente se preocupan por el acoso. Me he encontrado muchos casos que evitan la denuncia para no tener que activar el protocolo. Hay muchos que también hablan de conflicto en vez de bullying, cuando la diferencia entre uno y otro es la reincidencia en el tiempo".

Jero García dice que se arrepiente "cada día" del daño que cometió en su momento. Pero, asegura, no habría llegado donde ha llegado ni habría ayudado a todas las personas que ha podido ayudar de no ser por lo que vivió. Ni siquiera su libro, Cola de lagartija (Temas de Hoy), hubiese existido. Publicado hace apenas unos meses, la novela, medio autobiográfica, narra la vida de un abusón desde el prisma de cómo la sociedad da la espalda a los niños que se sienten diferentes o que lo tienen más complicado. "Me ha servido de terapia", concluye.

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