Lluvias de sangre, toboganes térmicos... el lenguaje meteorológico se reinventa: "Hay un mayor interés en comprender lo que ocurre"

Cada día, a golpe de clic, la información meteorológica se despliega a nuestro alcance. Más allá de las temperaturas, de si llueve, o si hace más frío o más calor, los expertos utilizan desde hace mucho un gran número de términos para explicar la elevada cantidad de fenómenos que nos afectan en el día a día. Lluvias de sangre, tren de borrascas, inversión térmica, DANA, ciclogénesis explosiva, diablos de polvo... son solo algunos de los eventos que forman parte de la climatología y que tan en boca están últimamente de los meteorólogos. Este puente de mayo, sin ir más lejos, España registrará lo que se conoce como un 'tobogan térmico'.

Algunos de estos términos reciben directamente estos nombres del mundo científico. Otros, en cambio, son el resultado de un nuevo lenguaje cada vez más presente en los medios de comunicación. Muchos usuarios desconocen, sin embargo, en qué consisten todos estos sucesos, por lo que la labor de los expertos pasa muchas veces por tratar de explicarlos correctamente. Una tarea todavía más importante ahora que desde cualquier dispositivo se puede conocer al momento no solo qué tiempo va a hacer en nuestra zona, sino qué condiciones se están dando en cualquier otro punto del planeta.

"Con los años ha ido variando la forma de transmitir este tipo de información", declara a 20minutos, Carmen Corazzini, presentadora del tiempo en Mediaset: "Lo idóneo es traducirla para que el mensaje quede claro, por lo que no serviría de nada aportar terminología demasiado complicada. Por ello, resulta didáctico intercalar terminología científica con explicaciones sencillas, manteniendo el rigor, pero acercando el mensaje a la población".

Lo que expresa Corazzini es lo ocurrido por ejemplo con la expresión tren de borrascas, una situación utilizada para describir el paso sucesivo de estos frentes por una zona durante un periodo de tiempo determinado. Según esta periodista, al referirnos a este evento podríamos hablar también de "sucesión de inestabilidad", pero lo cierto es que al referirnos a él como tren, la propia expresión resulta "más visual" para la población, así que la ciudadanía comprende de manera más fácil que vendrán sucesivos cambios en lo que al tiempo se refiere.

Este nuevo lenguaje se da también con expresiones como lluvias de sangre, un fenómeno en el que el polvo en suspensión de la calima entra en contacto con las precipitaciones. La lluvia pasa entonces a ser de un tono rojizo y deja una fina capa de barro sobre los suelos y los coches, de ahí que esta circunstancia reciba también el nombre de lluvia de barro.

"La lluvia de sangre tiene un término muy impactante, que llama bastante la atención", destaca en el mismo sentido Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, quien aclara que, a pesar de que ahora esté llegando al resto de la población española, en algunas zonas del levante español este nombre suena desde hace muchos años. "El uso de este término es una simple manera de llamar la atención para que la población se quede con la información. Es más sencillo captar y generar interés así que con una simple lluvia de barro", añade Corazzini sobre la propagación del nombre.

Cambios de nombre, nuevas palabras...

Estos dos ejemplos no son las únicas nuevas denominaciones que han llegado para quedarse. Las DANAS, cada vez más recurrentes en España debido al cambio climático, son otra de las expresiones cuyo origen se dio en los años 80 en nuestro país. El fenómeno, sin embargo, no es nada nuevo, ya que antes era lo que se conocía como gota fría. "DANA es el acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos y fue un concepto ideado hace unos años por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El problema del concepto de gota fría es que empezó a asociarse con lluvias torrenciales en el Mediterráneo y el fenómeno en sí no tiene por qué traer grandes lluvias, así que se decidió su cambio", indica Biener.

Lejos de solucionarse este problema, este meteorólogo apunta a que aunque ahora se haya cambiado por el de DANA, la nueva denominación continúa asociándose de forma errónea a lluvias catastróficas, una equivocación motivada porque los últimos frentes de este tipo sí han dejado grandes episodios de precipitaciones e inundaciones en nuestro país, pero que no tenían porque darse. "Veremos ahora qué pasa, igual se crea incluso otro término nuevo", opina este experto en la predicción del tiempo.

Otro de tantos nuevos términos, ciclogénesis explosiva, hace referencia al proceso por el que se origina el nacimiento de un ciclón. "Puede resultar un nombre un tanto alarmante, sobre todo por el término explosiva'' comenta Corazzini. Su nombre, asegura, se explica porque este proceso de creación se produce de manera "muy rápida o abrupta" y, con fenómenos meteorológicos de este tipo, es importante que la población "tome precauciones".

Dentro de este lenguaje meteorológico, los expertos indican que otro fenómeno, como una borrasca, puede incluso llegar a recibir un nombre propio para que la población comprenda lo que supone, así como para identificar y seguir su posición geográfica. Sin embargo, no todas las que se originan en el mapa terrestre lo obtienen, ya que solo se nombran las que son de gran tamaño. Los servicios meteorológicos llegan a nombrar así más de una veintena según el área en la que se crean. "Esto puede servir para avisar y concienciar a la población" explica Biener. "Resulta muy efectivo para acotar el fenómeno y para que la audiencia comprenda sus consecuencias y efectos", asegura de la misma forma la presentadora de Mediaset.

Una sociedad con mayor interés por el tiempo

Tanto Corazzini como Biener coinciden en otro punto: el hecho de que todos estos términos hayan ido poco a poco traspasando a los medios de comunicación se debe a que la población expresa cada vez un mayor interés por la actividad climática. "Antes solo había un espacio en TVE y el tiempo se limitaba a eso", asevera Biener: "Ahora tenemos las redes sociales e Internet, que todo el mundo tiene un móvil con cámara y que el cambio climático hace que los fenómenos estén siendo más fuertes. A la gente le pica el gusanillo por saber lo que está pasando, les está llamando la atención".

"El uso de todos estos términos se ha puesto cada vez más de moda debido a que a la sociedad le va interesando la información meteorológica", afirma en el mismo sentido Corazzini, quien considera que se ha producido una sinergia entre el interés de la población y la necesidad de divulgar de manera sencilla y adecuada todos los fenómenos: "El clima, el medio ambiente y la sostenibilidad han acaparado ya no solo la conversación social, sino el debate político y económico".

La preservación del entorno y su cuidado, como señala, se ha convertido así en un compromiso prioritario de las sociedades actuales, de ahí que Corazzini remarque como consecuencia que la información meteorológica se convierta en un gran foco de interés: "El tiempo tiene un impacto directo en nuestras vidas, desde las sequías y su efecto en la economía hasta las migraciones climáticas, cada vez más habituales".

Ello, declara, es el resultado de que se consuman este tipo de noticias cada vez más: "Es una mezcla de compromiso, preocupación y evolución. A medida que vemos que nos afecta, la sociedad busca comprender más a fondo las razones de estos fenómenos. Lo que antes podía ser anecdótico, como si hace frío o calor, ahora se ha convertido en una curiosidad generalizada por la actualidad".

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