Pere Aragonès, el 'president' de ERC que busca seguir al frente de la Generalitat y cerrar el paso al regreso de Puigdemont

Si algo define al candidato de ERC a repetir en el puesto de president de la Generalitat, Pere Aragonès (Pineda de Mar, 1982), es su constancia. El hombre que acabó liderando el Govern catalán hace cuatro años por las sentencias judiciales que, una por una, fueron inhabilitando a sus superiores —el último, el presidente Quim Torra, al que sustituyó— ha conseguido construirse un perfil propio desde la sala de mandos de la Generalitat, y ahora aspira a mantener ese puesto en mitad de un fragmentado escenario político.

Aragonès logró dar por fin el sorpasso de ERC a Junts en las elecciones de 2021, que no ganó pero tras las cuales pudo gobernar, y tres años más tarde, el candidato de ERC busca evitar que ese sorpasso haya sido flor de un día. Enfrente tiene a un Junts que ha echado el resto en su apuesta presentando como candidato al expresident fugado Carles Puigdemont. Y las encuestas no le son especialmente favorables: todas coinciden en que los independentistas de derechas superarán a Aragonès y los suyos a lomos de un discurso frentista y agresivo con el Estado.

Pero, pese a la presión de este sector duro del secesionismo, ERC no ha abandonado la estrategia que, en los últimos tiempos, le ha permitido pasar a ser uno de los grandes partidos de Cataluña: independentismo sin complejos, pero a la vez colaboración con el Gobierno de coalición progresista a escala estatal. Esta vía es fuertemente criticada por los sectores más intransigentes de Junts, pero nadie puede dudar de las credenciales independentistas de un Aragonès que comenzó a militar en ERC en el año 1998 y que ya entonces se proclamaba partidario de la separación de Cataluña de España, cuando esa posición era muy minoritaria.

La primera organización en la que militó Aragonès fueron las juventudes de la formación republicana, que llegó a liderar entre 2004 y 2007. Él mismo ha contado que fue en esas Joventuts d’Esquerra Republicana (JERC) donde conoció a quien, años después, sería su líder y mentor, Oriol Junqueras. "Le conocí porque organizábamos charlas y conferencias de historia por toda Cataluña", explicó hace unos años Aragonès en una publicación del partido. Años después, se convertiría en uno de sus hombres de confianza cuando Junqueras llegó, primero, a liderar ERC, y después a ser vicepresident de la Generalitat, entre 2016 y 2017.

Durante esos dos años, Junqueras asumió también la cartera de Economía del Govern. Y su número dos fue, precisamente, Aragonès, que se mantuvo en ese puesto hasta 2018, cuando el encarcelamiento de su jefe lo llevó directamente a relevarle tanto al frente del Departament de Economía como en la Vicepresidencia de un nuevo Ejecutivo, el liderado por Quim Torra. Entre 2017 y 2018, Aragonès ejerció una labor mucho más invisible, pero igualmente clave, puesto que fue el interlocutor principal del Ministerio de Hacienda durante los meses en los que la autonomía catalana estuvo intervenida tras la declaración de independencia. Desde ese cargo, el dirigente trató de evitar que el control por parte del Estado de los gastos de la Generalitat llevara a bloquear las partidas básicas.

Como vicepresident, Aragonès vivió el estallido de lo que, hasta entonces, había sido una guerra relativamente soterrada entre ERC y Junts por el liderazgo del bloque independentista en Cataluña. De hecho, el dirigente estuvo sometido a intensas críticas del ala más frentista del secesionismo cuando, en 2020, decidió asumir el cargo de president tras la inhabilitación de Quim Torra tras ser condenado por desobediencia. No obstante, Aragonès decidió asumir esa sentencia y ocupar el cargo de president en funciones. Ocho meses después, ya en 2021, sería elegido president de la Generalitat con todos los poderes tras un pacto ERC-Junts-CUP.

Un 'president' en minoría

Con su investidura, el dirigente se convirtió en el primer president de la Generalitat militante de ERC desde la Segunda República, con la excepción de Josep Tarradellas, que presidió Cataluña entre 1977, cuando se restauró la autonomía, y 1980, el año en el que se celebraron las primeras elecciones democráticas desde la Guerra Civil. Inicialmente, ese Govern fue de coalición con Junts, pero en octubre de 2022, tras año y medio de fuertes tensiones, los consellers de la formación de Puigdemont salieron del Ejecutivo y ERC se quedó gobernando en minoría.

Con este panorama, el último año y medio de mandato de Aragonès ha sido de equilibrios para encontrar mayorías para legislar. Buen ejemplo de ello fueron los Presupuestos de la Generalitat de 2023, que sacó adelante con PSC y Catalunya en Comú en un ensayo de un tripartito de izquierdas que ERC rechaza desde hace años por considerarse incompatible con los socialistas. No obstante, es muy probable que ese dilema se le vuelva a presentar a Aragonès tras los comicios del próximo domingo, puesto que ERC es la única formación que podría participar de un Govern independentista y también de uno de corte progresista.

Hasta ahora, el president no ha querido descartar ningún escenario, aunque fuentes de ERC ven muy complicado un entendimiento con cualquiera que no sea Junts. Aragonès, no obstante, se limitó a asegurar este viernes que hablará con quien "esté de acuerdo en pactar las bases de un referéndum sobre el futuro del país, con quien esté de acuerdo en acabar con el déficit fiscal a través de una financiación singular y con quien esté de acuerdo en reforzar el estado del bienestar y la lengua catalana". Y sostuvo, además, que no contempla otro escenario que hacerlo como aspirante a president. Le queda una recta final de campaña para darle la vuelta a las encuestas.

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