El viento, el sol y el algoritmo: la IA llega para hacer las "preguntas adecuadas" y ahorrar miles de euros en la producción renovable

Como la medicina de precisión, capaz de hacer diagnósticos más certeros para ser más eficaz en el tratamiento, una planta fotovoltaica, un parque eólico o una central hidroeléctrica generan una ingente cantidad de datos sobre su funcionamiento, que, bien reunidos, leídos e interpretados pueden ahorrar a sus promotores decenas de miles de euros al año. En un momento en el que inversores y promotores andan especialmente preocupados por los costes de sus instalaciones para competir con China y capear los bajos precios de la electricidad, la inteligencia artificial ha llegado para completar las soluciones tecnológicas que desde hace años, cada vez con más pericia, radiografían todo el proceso para detectar a la mínima cuándo algo no va bien y darle solución.

El año pasado, expertos de la Universidad de Oxford integrados en la consultora Aurora estimaron en 2.100 millones de euros las pérdidas en España por los llamados "vertidos económicos", la cantidad de electricidad renovable que no puede integrarse en la red por falta de demanda o capacidad. A esto se suma la inflación, el aumento de costes y la agresiva competencia china que ha llevado a la UE a comprometerse con los productores de eólica y fotovoltaica a impulsar su industria con ayudas de Estado y su actividad mediante subastas que no solo tengan el cuenta el precio menor, sino también aspectos que pueden garantizar mejor empresas europeas que otras en Asia.

"Durante un tiempo, había muchas empresas que hacían análisis predictivo, de 'te voy a decir cuándo se va a romper una turbina", explica Manuel Losada, CEO de Isotrol, empresa líder en este sector en España. "Si me dices que en los próximos 10 días la probabilidad de que se rompa una turbina es del 95% porque está dando una serie de parámetros, ¿tengo 10 días a una cuadrilla esperando debajo hasta que se rompa", dice antes de responder que algo así "no sirve de nada".

Lo que sirve y que ya empieza a aplicarse es es hacer "preguntas distintas" a si se va a romper algo. Consisten en saber cómo conseguir que esa turbina no se estropee, cuáles son los datos que hay que mirar para ver que pueda esta afectada y de qué manera hay que operar para evitarlo. Todo esto se consigue con una cantidad "ingente" de datos, de parámetros e información de sensores instalados en los parques renovables. A lo largo de los años, ha ido desde un sistema informático poco menos que para certificar la cantidad de electricidad generada con el sol, el viento o el agua a sistemas cada vez más sofisticados, apoyados por grandes esfuerzos de innovación que ya integran la inteligencia artificial para hacer las plantas más eficientes, anticiparse al fallo de un aerogenerador o emplear la robótica para mejorar el rendimiento de las placas fotovoltaicas y el tiempo de inspección e intervención.

La respuesta a estas nuevas preguntas es evitar pérdidas de miles de euros al año. "Por algunas acciones concretas puedes ahorrarte 40.000 euros en todo el año", dice sobre el rédito económico de testar algoritmos y sacar conclusiones de ellos en base a una gran base de datos sobre el funcionamiento de los parques donde se genera electricidad renovable, que crecen a medida que avanza el despliegue de energía verde. "Es un círculo virtuoso si tienes más instalaciones el centro de control va metiendo muchas más plantas y permite sacar mejores conclusiones", dice.

Más información, más accesible

Losada encabeza la empresa tecnológica Isotrol, que nació en Sevilla hace 40 años para trabajar en sistemas de datos y control remoto y desde entonces se ha convertido en una de las principales del sector. En España, sus soluciones informáticas 'controlan' todo lo que pasa en plantas que producen más de la mitad de electricidad de origen renovable que se produjo en España el año pasado, equivalentes a 77,1 gigavatios/hora, y trabaja con siete de las principales eléctricas. Sus soluciones tienen digitalizadas más de 2.500 plantas renovables por 45 países, con especial presencia en España y resto de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, figura entre el medio centenar de compañías líderes en este sector en todo el mundo y es una de las tres presentes en plantas por más de 100GW. En total, opera 150 GW, suficientes para suministrar energía a 112 millones de hogares, más de los que hay en España.

Curiosamente, su primer cliente fue una cementera, un sector industrial muy vinculado a las emisiones de gases de efecto invernadero. La incursión en la electricidad llegó pronto, con Sevillana de Electricidad, su segundo cliente, que les permitió hacer modelos de simulación de la red eléctrica para empezar a comprender su funcionamiento, identificar puntos fuertes y débiles y determinar los mejores lugares para las instalaciones. Los primeros aerogeneradores que se pusieron en Tarifa (Cádiz) ya fueron de Isotrol, que enlazó con el "boom de las renovables" de los años siguientes y empezó a sumar clientes que, a su vez, se expandían a otros países y les llevaban con ellos. En un buen momento para las inversiones en el sector renovable -que esta compañía no detecta de momento que se estén ralentizando-, Losada dice que los promotores tienen claro que merece la pena invertir un 1% del coste total de un parque en una soluciones informáticas que van a cuidar instalaciones con una vida útil de 20 o 30 años.

Estas complejas soluciones informáticas son el hermano mayor de la aplicación que manejan quienes instalan placas en su tejado para controlar el funcionamiento de su instalación de autoconsumo. Hacen sus análisis y obtienen sus algoritmos de las grandes cantidades de datos que obtienen en parques que van desde 10 MW hasta las más grandes, de hasta 250 MW, que en ocasiones combinan hasta tres tecnologías -fotovoltaica, eólica e hidráulica- y a los que se empieza a añadir almacenamiento. Con el ojo puesto en el hidrógeno verde, también se plantean entrar en la eólica marina, en parques flotante s que encierran sus propios retos, como la salinidad o el emplazamiento lejos de tierra que, aunque no lo parezca, también influyen en la generación de electricidad verde porque pueden afectar al funcionamiento de la instalación.

A medida que aumenta su cartera de clientes, sus diagnósticos son cada vez más precisos porque combinan toda la información que se genera en cada vez más plantas. "Con la cantidad de datos que estás adquiriendo puedes comparar una planta en otro periodo del año, en otras condiciones, compararla con otra planta, y todo te da un modelo teórico de lo que esa planta te debería dar y permite ver los puntos que se salen de rango y preguntarnos por qué para mandar a alguien [a solucionarlo] solo cuando merece la pena", explica Losada. "Uno de los principales problemas de las renovables es la eficiencia que se tiene que conseguir para que sea rentable".

En este sentido, el trato con el cliente -con el promotor o propietario de una planta eólica o fotovoltaica- también ha evolucionado. No solo porque ahora son ellos los que van a Isotrol más que a la inversa, sino porque también ha cambiado el sentido de la conversación. Ya no se trata de 'vender' una mercancía ya existente, sino preguntar. No qué quieren, porque podría ser una pregunta-trampa de difícil respuesta en cuestiones tan complejas técnicamente, sino, "cuál es tu problema". También responden a la petición de que el sofware de control sea cada vez más "amigable".

En el caso de Isotrol, esta parte de producto se ve complementada con la de innovación, que no ha cesado desde que la relación que tenía en sus inicios con la Universidad de Sevilla. Em 2023 destinó el 15% de su presupuesto a I+D y participa en proyectos financiados por la UE o por el Ministerio de Ciencia sobre de robótica, para desarrollar modelos de IA e impulsar la digitalización de parques eólicos y fotovoltaicos para protegerlos frente a ataques cibernéticos e identificar ciberamenazas.

Efecto sobre el precio de la luz

De momento, el control milimétrico y la predicción mediante algoritmos de las instalaciones donde se produce la electricidad de origen renovable no tiene un efecto en su precio en el mercado, porque una cosa es eficiencia y la reducción de costes de producción y otra la oferta y la demanda de la electricidad en el mercado.

Esto cambiará previsiblemente cuando se produzca el esperado desarrollo masivo del almacenamiento, que permitiría al productor elegir verter la electricidad a la red o esperar a que el precio sea más conveniente y mientras tenerla almacenada en el mismo parque renovable digitalizado con softwares como el de Isotrol. El sector renovable espera que esto ocurra en un par de años y entonces se cerrará un círculo que hará que el algoritmo también incida en el mercado y con ello, en el precio de la electricidad.

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