Es cuestión de ponerse a ello

Es una pregunta recurrente en todos los sectores: ¿cómo va a afectar la inteligencia artificial a mi negocio y a mi puesto de trabajo? Casi ningún oficio ni ningún puesto se escapa de poder ser sustituido de una forma más o menos eficaz por una máquina. Por poder, se puede casi todo. Otra cosa es que esa atención al cliente, tarea, ensamblaje o actividad sea igual de eficaz o de humana que la que hace una persona.

Ignorarla tampoco es una opción. Entre otras cosas porque, a pesar de todos los reparos que le podamos poner, la IA va a ayudar a ser mucho más productivo en muchos sentidos. Todas esas tareas automatizadas las puede suplir una máquina, sí. Pero no está claro si eso supondrá la supresión de ese puesto de trabajo. Quien ve peligrar su continuidad reivindica que le ayudará a enfocarse en otras tareas mucho más personalizadas.

El otro gran dilema que seguimos sin abordar –o que lo estamos haciendo a destiempo– es la regulación de todo esto. Ayer, la Unión Europea dio, por fin, luz verde a la ley europea sobre IA. Una ley que tendrán que adaptar los países europeos, pero que no estoy muy segura si servirá para blindarnos ante otros desarrollos que nos lleguen desde fuera del continente. Ahora mismo, la mayoría de ellos.

Uno de los grandes peros que se le pone a la IA ahora mismo son sus sesgos. Cómo el algoritmo acaba categorizando a las personas, a los aspirantes, a los perfiles profesionales o a los potenciales clientes a partir de su raza, sus creencias, su sexo, su color de piel o su orientación sexual. Todos tenemos en la memoria ese experimento de crear vídeos históricos con IA intentando evitar esos sesgos y cómo la máquina, con esa orden explícita de inclusión, acabó creando soldados nazis con rasgos asiáticos. Improbable. Imposible.

Esta semana, 25 científicos han lanzado un aviso un tanto alarmista: o actuamos ya o la inteligencia artificial puede suponer el fin de la humanidad. El titular engancha, desde luego, y asusta. Advierten de que la IA está logrando avances preocupantes en la manipulación de la sociedad, en la planificación de estrategias, y podríamos llegar a un punto de no retorno, de descontrol de todo eso. Un escenario, ahora mismo, salvable si nos ponemos a ello.

Básicamente se trata de invertir en poner frenos, barreras, límites a lo que está desarrollándose en empresas privadas, sin ningún tipo de control o legislación. Una tecnología que supondrá un avance si nos aseguramos de que sea así. Si no, será otra cosa, una espada de Damocles para muchos. Una amenaza para todos. Podemos tener, efectivamente, una herramienta poderosísima para avanzar o una herramienta letal para la sociedad. Es cuestión de ponerse a ello.

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.